La idea de la perfección
A través de la mente, la falsa personalidad me alimentaba de sueños e ilusiones inexplicables y a veces inalcanzables, la idea de que tenía que ser una persona perfecta, con la cara y cuerpo perfecto, carrera y cartera perfecta, la esposa y familia perfecta, era totalmente desgastante.
HISTORIAREVELACIÓN
Angel Cosio
3/26/20242 min read


La Idea de la perfección
A través de la mente, la falsa personalidad me alimentaba de sueños e ilusiones inexplicables y a veces inalcanzables, la idea de que tenía que ser una persona perfecta, con la cara y cuerpo perfecto, carrera y cartera perfecta, la esposa y familia perfecta, era totalmente desgastante. El hábito inmaduro de pedir permiso a todos para hacer las cosas, de presentar a tu mamá y hermana, a tu novia para ver si “pasaba la prueba”, de estudiar carreras de moda, de trabajar en la empresa de moda y de vestir a la moda; solo para impresionar teniendo y uno, en lo más profundo de su ser, tener la sospecha de que nada era real, una simulación, una mala película donde el actor principal era el ego y no tú.
Ahora, descubrir dentro de mí un fenómeno que al identificarlo con trabajo personal, era un descubrimiento de una magnitud impresionable, el creer que eres Dios, una de las aberraciones más grandes que te juega el ego.
El pensar que todo lo puedes, que las cosas siempre saldrán a tu favor, salvarte de accidentes o experiencias desagradables y decir, ¡Así es! - Soy especial y poderoso, a mi nada grave me pasa y todo se me da”; ese juego siniestro involuntario e inconsciente lleno de imaginación suelta y engaño es terrible, cuando se descubre y se ve la urgencia de ayuda, a veces profesional y médica.
Quería confundirme y pensar que era especial, vistiéndome, actuando y “viviendo” como los demás, era una de las ilusiones y malos juegos de la mente egótica, la mente como identificadora de gustos y placeres tomaba la idea del otro. La personalidad del otro, la forma de vida del otro y decía que era especial, que era mejor y más que los demás, sin darme cuenta de la gran ilusión maestra, me convertí en una copia exacta de los otros, de las masas.
Mi ego escondía bajo un peso de pensamientos y juicios de grandeza , lo más grande y bello en mí, mi divinidad.
Fragmento del capítulo "Juventud" del libro "No hay mejor momento que este momento." ... Angel Cosio.Contenido de mi publicación
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