¿El proposito de la vida?
Un día me levántate con una gran idea, me dije… si mi sentimiento de no pertenencia y perdida me va a seguir por siempre, ¿Qué puedo hacer yo? Eureka…¡Ya sé! ¡Me voy a casar!
HISTORIAREFLEXION
Angel Cosio
3/26/20245 min read


¿ El Propósito de la vida ?
Un día me levántate con una gran idea, me dije… si mi sentimiento de no pertenencia y perdida me va a seguir por siempre, ¿Qué puedo hacer yo? Eureka…¡Ya sé! ¡Me voy a casar!
Si, así ya no estaré solo y tendré una esposa fuente de placer y compañía inagotable, aquí en México te casas para toda la vida. Bien, salí de mi casa, volteé a la derecha y ahí estaba mi vecina, necesitada de cariño y comprensión, igual que yo.
Sí, recuerdo una vez que la dejé en su trabajo, algo muy profundo me dijo, ––Ella…. por un momento me detuve en el tiempo, así que empecé a trabajar en la relación para después planear nuestra boda, por supuesto tenía que ser de ensueño, como de película americana y por las tres leyes, la del hombre, la de Dios y la del amor.
Un año de preparación de la boda, trabajamos fuertemente para realizarla, el salón, la mantelería, el grupo musical, las invitaciones y miles de micro tareas para que la boda fuera todo un éxito. Pláticas de novios en la iglesia, la boda civil y la preparación de la boda eclesiástica.
Aún recuerdo vívidamente cuando al salir de la iglesia, católica por cierto, se regalaron unas campanitas a los invitados, al salir, en lugar de lanzar arroz, empezaron a tocar las campanas, me sentí en el cielo prácticamente feliz, realizado, ¡cómo no! ¡Era lo único bien y completo que había hecho en mi vida! Casarme…
Recuerdo que después de casarnos, nos quedamos sin dinero y a los dos días de estar en nuestra casa, le dije , espera iré por dinero, regrese con una cantidad que fácil podíamos mantenernos por dos meses, noté la admiración y el orgullo que sintió por mí y me impactó.
Me sentí muy especial cuando me preguntó ¿Cómo haces eso? ––De mi trabajo, le contesté, sintiendo su mirada de admiración en mí, cosa que en la vida había sentido de alguien.
Me quede con esa impresión, trabajé y prosperamos juntos, lo hice con todas mis fuerzas por ella y el bienestar de los dos, en esa época ya había dejado de beber y de fumar así que ella vivió todo el proceso de desintoxicación y de recuperación del abuso del alcohol y el tabaco.
Caía en depresiones y era inestable con los negocios, un sube y baja emocional, lleno de miedo y drama. Acudimos a recibir ayuda de todo tipo emocional, psicológico y espiritual, al final nos dimos cuenta que nuestros caminos no eran los mismos.
Pasaron siete años y un día me dijo “ya no tengo nada para ti”, me desplome, caí al suelo fulminado por un rayo, ella solo se dio la vuelta y me dejó solo, totalmente indefenso. Se había cumplido mi más terrible miedo, perder lo único completo y bueno que había hecho en mi vida, casarme.
Realmente yo pensaba que ese era el propósito en mi vida “hacer feliz a mi esposa” cosa que por supuesto nunca logré, solo en ocasiones que me permitían seguir adelante con la ilusión de que ella me consideraría más, me atendería y daría más seguridad y cariño.
Una dependencia total a esa mujer, una adicción a la mujer. Pasé un buen tiempo totalmente desolado, desde primero sentir esa soledad terrible, el sentimiento de luto y oscuridad. un doloroso existir, respirar y caminar. La tristeza se me notaba a kilómetros y estaba totalmente sumergido en impotencia y depresión profunda.
Un amigo al verme me preguntó que que me pasaba y al contarle me platicó…estas en el purgatorio, pronto saldrás de ahí, dos, tres meses más, no te desesperes.
En ese tiempo seguía acudiendo a mis enseñanzas espirituales, le preguntaba a Dios ¿Qué hice ahora? ¿Qué paso? ¿Que no he sido un buen hombre atento, cariñoso y protector? ¿No soy un hombre caminando un camino espiritual así como tú lo has escrito y de hecho me lo has manifestado por medio de otros seres espirituales?
No tardó en llegar la respuesta, y esta fue: ¡NO! Caí de rodillas y con un dolor profundo, empezó a pasar por mi cabeza, como cascada, la totalidad de los eventos que ocurrieron con esa mujer, algo parecido a lo que le sucede a la gente unos minutos antes de perder la vida o de estar en peligro de perderla, en donde me mostraron la mayoría de los errores que cometí durante el matrimonio. Lo más importante que vi y como análisis final ,fue: hacer a mi esposa responsable de mi vida.
Ella era mi vida, mi vida dependía de ella, y no tuve más que sentir una vergüenza y repulsión por un buen rato, los tres meses que me comentó mi amigo, en el purgatorio.
Estar prácticamente internamente dividido, fragmentado por las circunstancias, el medio ambiente y también venir incompleto para hacer el trabajo de encontrarme en este mundo, me trajo con la pregunta de, ¿Qué estoy haciendo aquí? Sospechaba muchas cosas, mi mente y mi memoria infinita me decían muchas cosas, había algo que hacer, algo para lo que tengo que servir.
Voy por la vida exigiendo que me vean, que me quieran y lo demandó con una fuerza y al observar que no hay nadie en la tierra que me lo pueda dar, mis exigencias de protección, de placer y de afecto no se satisfacen , mi cuerpo , pide más y más.
Llega un momento, ese instante de mi vida donde tengo que parar, o si no la misma vida me detiene, y me dice no, ya no hay más, has tomado de todo lo que te rodea en exceso, tienes que parar. Más el ego, ese ser inventado y falso te cuestiona y se revela–– ¿Cuáles exigencias? ¿De qué me estás hablando? YO soy una persona cordial y trabajador, ¿Acaso no merezco uno que otro placer de vez en cuando? El ego no descansa, mi ser está cansado, abatido, desmembrado escondido en una de las habitaciones más oscuras de mi interior.
Y entonces caí y me pregunté ¿Qué acaso vine a sufrir? ¿a tener escasez y pobreza desde mi infancia? Alguien por favor dígame! Le exijo! ¿A qué he venido a este mundo?
Lleno de culpas y remordimientos iba por la vida causando lastimas, para obtener esperar a recuperarme de la embestida que me dieron las leyes de la vida. Solo me escondo en depresiones y tristeza, la tristeza de no salirme con la mía.
Seguía sin entender, ¿Qué hago en este mundo? Le gritó a Dios ¿Qué quieres de mí? ¿Que no te basta con castigarme con los padres que me diste y la familia descompuesta en la que crecí? ¿No te basta? De repente caí y con la frente en el suelo, empiezo a llorar desconsoladamente, un llanto profundo y diferente, acompañado de gemidos y gritos de dolor, desgarrado, angustiante y a la vez recuperante, lleno de miedo al igual que de un gran valor, me encuentro postrado con la frente en el suelo y diciendo ya basta!....
Algo sucede en el tope de mi cabeza, entra una energía que se conecta y me dice –Tú escogiste estar ahí. Tú escogiste estar ahí.
Fragmento del libro "No hay mejor momento que este momento" de Angel Cosio
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