Adolescencia y juventud

En esa época tocaba en un grupo musical y salíamos a pequeñas giras a Baja California y a California a tocar en bares y cantinas. Éramos cinco jóvenes con delirios de grandeza y poder , trabajaba a altas horas de la noche con el deseo de ser famoso, sin serlo.

HISTORIAREFLEXION

Angel Cosio

3/26/20243 min read

En esa época tocaba en un grupo musical y salíamos a pequeñas giras a Baja California y a California a tocar en bares y cantinas. Éramos cinco jóvenes con delirios de grandeza y poder , trabajaba a altas horas de la noche con el deseo de ser famoso, sin serlo. Desear ser querido, sin serlo tampoco. Muchas horas de lo mismo, las mismas canciones, los mismos borrachos, las mismas mujeres, hacían en mi un aburrimiento sistemático, que solo lo tranquilizaba el beber alcohol y fumar tabaco.

Recuerdo hablar por teléfono con mi novia desde dos mil kilómetros de distancia para decirle que la quería, esperaba que me lo dijera de vuelta y escuchar ese te quiero sin ninguna emoción, como si fuera una máquina repetidora y fría.

Salíamos de viaje metidos en un camión con los instrumentos, acostados, sentados en ellos, era una aventura, siempre temerarios, sin control y arriesgándonos en todo momento a un sinfín de peligros de carretera, cruces fronterizos, de vida de noche en lugares violentos y desconocidos y la convivencia con gente que nunca llegábamos a conocer. Por lo regular ensayábamos mucho y de verdad disfrutaba los ensayos, las tocadas eran cansadas.

Mi madre por supuesto nunca me apoyo en esta etapa de artista, nunca sentí su apoyo en nada de lo que hacía, simplemente me desacreditaba en todo momento; era raro pues todo lo hacía para que ella me reconociera, me observara y me diera un poco de afecto. A la vez desarrollé una falsa personalidad de artista, también quería que mi novia me reconociera, el público me aplaudiera pero de una manera exigente e irracional, siempre exigía mucho, nunca valoré lo que realizaba y desaprobaba mi habilidad para hacer música y ser parte de un equipo.

Ahora entiendo que eso era lo que esperaba, que no me quisieran… ¿Cómo podía una persona amar a alguien si el mismo no se amaba? ¿Si por el contrario hacía todo lo posible por destruirse? Mi forma de vivir, rápida, sin medida, con excesos de placeres y de trabajo hasta quedar exhausto me lo mostraba, yo no me amaba para nada.

No me daba cuenta de mi verdadero destino. De verdad creía y pensaba que así era la vida, que había que luchar, pelear, romper y destruir para no morir en el intento de hacerlo y que había que sentir todos los placeres de la vida. De cualquier manera, -pensaba- que iba a morir y verdaderamente no pensaba vivir más de los treinta años de edad.

¿Pero por qué tanta prisa, por qué tanto temor y ese no sentirme y no recordarme? El hecho de hacer esas preguntas ocasionó, que continuará en este ciclo de miedo, atrapado, racionalizando y negando mi verdadera realidad interior, la de un ser muy lastimado.

Muy internamente deseaba, anhelaba ser bueno para algo o alguien, lo intentaba de muchas formas, al ser comedido, educado, darme a los demás, protector, ayudador, gentil y bondadoso, por supuesto esas formas artificiales de agradar a los demás me llevaban a sentirme utilizado y vacío.

Lleno de arrepentimiento y vergüenza, dentro de mí sentía un gran vacío, ese sentimiento de haber fallado, de no haber logrado mi cometido.

Resentido y vengativo, juraba que ya no iba a ayudar a nadie más y me vengaba al tener una vida con actitudes negativas y desafiantes. Así como desapariciones por días, para que me buscaran y así causar preocupación en los demás.

Un día me cansé de tocar música, simplemente llegué a los veintiún años de edad y me dio miedo, que después de 10 años de músico, no había logrado algo. Había dejado a un lado la escuela y decidí dejar la música. Era mucho desgaste, mucho desvelo y ya no disfrutaba las noches de aventuras. Volví a la escuela y entré a trabajar a un laboratorio de ingeniería de suelos.

Fragmento del capitulo "Adolescencia y Juventud." del libro "No hay mejor momento que este momento." de Angel Cosio.

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